Yo fui uno de tantos jóvenes que en su día salieron del cine emocionados después de ver El Club de los Poetas Muertos. Muchas emociones, muchos deseos de aprovechar el momento, de beberse la vida a tragos, de vivir a tope la juventud… ¡¡¡Carpe Diem!!! Luego la vida va domesticando ese lado salvaje con los años y las experiencias, pero aun así, hay que intentar conservar ese espíritu y esa energía con la que habrías podido dominar el mundo.